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sábado, 9 de abril de 2011

MARY ANN

Todo empezó en Tetbury, una pequeña localidad de la campiña inglesa, situada a unos cuarenta minutos de Oxford. Hacía muchos años, en aquella localidad había vivido una chica guapísima llamada Mary Ann Sawford. Su dorada melena rubia, su cuerpo escultural y un rostro de facciones perfectas la convertían siempre en el centro de atención, y con una sola mirada de sus preciosos ojos azules todos los chicos del pueblo caían rendidos a sus pies. 

Pese a su belleza, Mary Ann no era un ángel. Su soberbia y su arrogancia no tenían límites, y pensaba que por ser tan hermosa era superior al resto del mundo. esto hizo que con el tiempo la envidia que sentían las chicas del pueblo por ella se convirtiera en un odio profundo.

A Mary Ann le gustaba meterse especialmente con una chica jorobada de nombre Elizabeth, que tuvo que aguantar sus insultos constantes durante muchos años. Un día, Mary Ann se superó a si misma y humilló a Elizabeth delante de Robert, el chico a quien Elizabeth amaba.

Tres días más tarde, Elizabeth fue colérica a buscar a Mary Ann, y cuando la encontró le arrojó aceite hirviendo a la cara en venganza. Mary Ann logró sobrevivir al ataque, pero pagó un precio muy alto. Su cara angelical había quedado brutalmente desfigurada, tenía quemaduras en el pecho y el cuello, y había perdido parte de su reluciente melena. 

Cuentan que la primera vez que Mary Ann vió su nuevo aspecto se pasó toda la noche gritando, y que sus alaridos desgarradores resonaron por todo Tetbury. Tras lo sucedido, Mary Ann no volvió a ser la misma.

Pasaba los días enteros encerrada en su casa, sin permitir visitas. Tapó todos sus espejos con viejas sábanas para evitar verse reflejada en ellos, y se pasaba largas horas peinándose el poco pelo que le quedaba, mientras, se repetía una y otra vez que ella era la chica más guapa del pueblo. Con el tiempo Mary Ann fue enloqueciendo y un día, incapaz de soportarlo más destapó uno de sus espejos y al verse reflejada en él lo rompió en pedazos y uso uno de los cachos de cristal para cortarse las venas.

Días más tarde encontraron su cuerpo desangrado encima de los restos del espejo, y la enterraron en el cementerio del pueblo, nadie acudió al funeral.

Transcurridos unos años desde su muerte empezaron a correr extraños rumores por Tetbury. se decía que el espíritu de Mary Ann no había abandonado este mundo, y que aún se podía contactar con ella si se la invocaba.

Cuentan que para hacerlo, debes estar solo en tu casa y esperar a que se haga de noche. entonces tienes que escribir el nombre de Mary Ann en un espejo, y acostarte. a la mañana siguiente ese espejo estará roto, y tu reflejo habrá desaparecido para siempre y en su lugar,aparecerá el rostro desfigurado de Mary Ann, observando cada movimiento que haces mientras se peina con delicadeza su raída melena.

Al principio pensarás que son alucinaciones pasajeras, pero poco a poco empezarás a verla en todas partes, en el cristal de la ducha, en el reflejo de las ventanas, en el monitor del ordenador, hasta en sueños... la espantosa cara de Mary Ann te acosará como una sombra inseparable, y si se lo cuentas a alguien pensarás que te has vuelto loco.

La medicación no podrá ayudarte, y tu vida irá empeorando hasta que llegué un día y harto de ver su horrenda cara, rompas uno de los espejos en los que se refleja.

Ese día, morirás....

LA CASA DE LA INDUSTRIAL

Todo comienza hace diez años aproximadamente en la Colonia Industrial de la Ciudad de Mexicali, B.C., por la calle Carroceros entre “F” y Voceadores, una casa al parecer como cualquier otra, pero guardando varios secretos que la hacen totalmente diferente. 

Hoy, una casa abandonada en donde solo una familia ha vivido. Irma, una mujer como cualquier otra trabajadora y atenta de su hogar y de sus hijos, Gustavo, un hombre luchador, Arturo, el hijo mas pequeño de la familia y Ana, la hija de quince años. 

Siendo una familia normal no se esperaría nada especial, pero no es una familia como cualquier otra, Ana sufre de esquizofrenia, sus constantes ataques orillan a la familia a tomar decisiones drásticas encerrando y amarrando a Ana en su cuarto, no solo para que no se haga daño, sino para que no les haga daño a los integrantes de la familia. 

Constantes gritos, tormentosos alaridos se desprenden del cuarto de Ana pidiendo auxilio, la familia no sabe que hacer, es difícil vivir de esta forma. Una noche Ana logra escapar de los lazos que la atan y es cuando la trama toma otra dirección, las alucinaciones que sufre la atormentan cada vez mas, lucha incansablemente contra lo que ella cree es el mismo demonio. 

Sin que nadie se de cuenta entra sigilosamente en cada habitación y observa, pero las alucinaciones la siguen por todos lados y desesperada entra a la cocina para tomar un cuchillo para defenderse, es como una pesadilla. 

Abre la puerta del cuarto de su hermano que se encuentra dormido, lo despierta con un golpe y mirándolo fijamente a los ojos le dice que lo matara, el niño ruega por su vida, ¡hermanita no me hagas daño!, pero es inútil, ninguna suplica puede cambiar los planes de Ana, tapándole la boca, sostiene al niño con sus piernas y Arturo muere degollado por su propia hermana. 

Ana estaba atrapada en su mundo escuchando las voces que dentro de su cabeza le indicaban que siguiera adelante, que acabara con todos los demonios que la atormentaban... 

Caminando por el pasillo lentamente y dandose cuenta de que su hermana mayor Blanca se esta bañando placidamente, Ana entra sigilosamente al baño y como asechando a su presa, en el preciso instante salta sobre ella apuñalandola violentamente bajo el chorro de agua, algo dentro de ella no le permitia dejar de acuchillarla y asi lo hizo, siguio y siguio llegando a desacuartizar a su hermana... 

Ana se acerca muy despacio al otro cuarto, observa como su madre descansa placidamente, esto despierta la ira de Ana que se abalanza sobre ella con tal ira y coraje, que la madre no alcanza a decir palabra alguna, solo la observa con los ojos desorbitados al sentir el ardor y dolor que el cuchillo le propicia al entrar en su cuerpo una y otra vez, un suspiro y una mirada de suplica es lo ultimo que la madre le deja a Ana. 

Gustavo que se ha quedado trabajando en la sala hasta altas horas de la noche, no se ha dado cuenta de nada, la televisión encendida y vencido por el sueño, descansa en el sillón de la sala, Ana lo observa sigilosamente, al acecho para que en el momento indicado acabe con el. Tomando una bolsa de plástico de la cocina camina lentamente hacia su ultima victima, hacia el ultimo de sus enemigos, en ese preciso instante de un salto se deja llevar, asfixiando al padre con la bolsa de plástico, pero su padre es mas fuerte, al notar que el papa respira todavía, Ana toma el cuchillo y le da veinte cuchilladas en el pecho y corazón causándole la muerte instantánea. 

Al volver en si, Ana reacciona, no puede creer lo que ha pasado, es una locura, es horrible, el dolor y agonía se apoderan de ella, ha matado a toda su familia, ha destazado a su madre y padre, ha degollado a su hermano. 

Nadie mas ha vivido en esta casa, nadie se ha atrevido, después de un asesinato múltiple y de cientos de investigaciones no han encontrado pistas del cuerpo, ni rastros de Ana, cuenta la historia que las almas de la familia vagan por la casa y el espíritu de Ana ronda todas la noches reviviendo su pesadilla...

SARA Y JENNIFER

Esta historia pasó hace muchos años en un lugar alejado de la ciudad, en un pueblo de Nueva Jersey (EEUU)... No se sabe si lo que pasó fue verdad o si es sólo una leyenda; pero los inquilinos que ahora viven en la casa donde ocurrió la desgracia dicen que a veces por las noches oyen los gritos de una chica y los llantos de otra chica, de voz parecida a la de la primera, pero más bonita y clara, como si fueran las voces de dos hermanas adolescentes.Bueno; el caso es que, hace 40 ó 50 años atrás, en una casa grande de un pueblo de Nueva Jersey, vivía un feliz matrimonio con dos hijas de la misma edad, Sarah y Jeniffer, unas adolescentes de 16 y 17 años (Jeniffer era la mayor). 
Era una familia que lo tenía todo; amor, bastante dinero... los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que Sarah sentía hacia Jeniffer. Le tenía una gran envidia a su hermana; ya que era más guapa, más alta, tenía más suerte con los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era la más popular, era la mayor de ellas dos... pero había algo que Sarah envidiaba muchísimo a Jeniffer, mucho más que cualquier otra cosa: sus ojos. Jeniffer no era vanidosa ni soberbia, pero no podía evitar decir que sus ojos eran su mayor orgullo, estaba orgullosísima de ellos, no paraba de alucinar con sus ojos, y es que eran perfectos: de un azul claro precioso, brillantes... y todos la admiraban por eso, todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos.
El caso es que una tarde Sarah se quedó pensando en su cuarto sobre cómo podría destruir a su hermana Jeniffer, ya que la odiaba mucho, y se le ocurrió una idea bastante cruel y sanguinaria, aunque no era raro porque Sarah estaba volviéndose loca y enferma mental. Su principal objetivo era hacer que los ojos de Jeniffer dejaran de molestarla con su belleza, y que de paso Jeniffer dejara de ser la mejor en todo. Mientras Sarah se quedó en la casa preparando y materializando su plan, Jeniffer estaba dando una vuelta con las amigas por la ciudad, y los padres se habían ido al cine y al teatro, así que fue la ocasión perfecta para trazar su plan sin que nadie la viera.
Pasaron las horas, pasaron y pasaron, y se hizo de noche. Eran las 10:00. Jeniffer estaba yendo hacia su casa. Venía muy contenta y sonriente. Entró muy rápido en su casa sin mirar a su alrededor. Fue a su cuarto y se encontró con su cuadro de comunión roto y tirado en el suelo. Después empezó a recibir unas llamadas. Era alguien amenazándola con arrancarle los ojos y con destripar a su club de fans. La voz le resultaba conocida. Jeniffer se estaba asustando muchísimo, y también oía gritos fuera de la casa. Era Sarah, que lo hacía para asustarla más.
Diez minutos después, Jeniffer salió de la casa, y, nada más salir, se detuvo. Su boca se secó. Su corazón se paró. Se quedó de piedra con lo que vió. Lo que había visto era tan enormemente horrrible, tan orroroso, que se arrancó los ojos para no ver más. Era su propia hermana ahorcada de un árbol con tres puñaladas en el vientre y mirándola directamente a los ojos. Las ideas de la desquiciada Sarah habían quedado muy claras, y su venganza se había cumplido. Estuvo dispuesta a morir a cambio de que Jeniffer perdiera su felicidad, y, sobre todo, su mayor tesoro: sus ojos.

LA VERDADERA HISTORIA DE HELLO KITTY, ¿REALIDAD O LEYENDA URBANA?

¿El diablo tuvo algo que ver con la creación de tan encantadora gatita?
La historia que hay detrás su creación ha hecho correr ríos de tinta hasta el punto de convertirse en una de las más extendidas leyendas urbanas...

Ahora comienza la supuesta “realidad“ de tan tierno personaje que ha dado lugar a tan extendida leyenda urbana:

La leyenda urbana cuenta que en los años 70 había una niña de 14 años que estaba en fase terminal de cáncer de boca. Los médicos ya habían arrancado todas las esperanzas de la familia en relación a la cura de la niña, así que la madre de la niña, Ikaka Shimizu , desesperada, acudió a todas iglesias y cultos, pero al no obtener resultado se inició en el ocultismo y satanismo, para al final, hacer un pacto con el diablo.

Presentó la niña al diablo para que curase a su hija, le hizo una promesa de fabricar una marca que fuese famosa en todo el mundo, el diablo cumplió su parte y la madre también. Creó a Hello Kitty.

La palabra hello en ingles significa hola, y la palabra kitty de origen chino significa demonio, entonces Hello kitty significaría. “Hola Demonio”.

Otra curiosidad es que hello kitty no tiene boca debido al caso de cáncer en la boca de la hija de su diseñadora.

Esta es la otra historia de tan entrañable personaje, desde luego no esta documentada, por eso entra en la categoría de leyenda urbana, lo que si es cierto es la escasez de datos acerca de la biografía de la diseñadora y su extraña desaparición de la empresa un año después. Otro dato es que varios satánicos llevan tatuado a Kitty en la piel e incluso circulan videos de misas negras con la imagen de la gatita que algunos llaman “la hija del demonio”.

Ayudada por el demonio o no, lo cierto es que su éxito es imparable y como curiosidad, el personaje se ha usado también en otras circunstancias que no tienen nada que ver con el mundo infantil:

En 1999, en Hong Kong, tuvo lugar un brutal asesinato que pasaría a llamarse el Hello Kitty murder. El popular nombre del caso deriva del hecho de que los asesinos ocultaron la cabeza de la víctima en una muñeca de Hello Kitty después de haberla decapitado.

En agosto de 2007, los policías tailandeses que habían cometido pequeñas infracciones como llegar tarde o aparcar en zonas indebidas fueron obligados a llevar brazaletes de Hello Kitty durante varios días como castigo.
También en ese mismo año, fue detenido un famoso narcotraficante colombiano, que aparte de tener una importante colección de objetos y prendas de la gatita, utilizaba la imagen de la marca japonesa para enviar mensajes codificados a sus contactos a través de su correo electrónico.

LA BESTIA DE GÉVAUDAN

Bestia de Gévaudan, es el nombre de una criatura descrita a un críptido antropófago que asoló la región de Gévaudan, en el actual departamento francés de Lozère, en el centro de Francia, entre 1764 y 1767. Se le atribuye la muerte de más de 130 campesinos, en su mayoría mujeres y niños, que fueron encontrados despedazados por los dientes de algún animal. En algunos casos las víctimas fueron encontradas decapitadas o partidas por la mitad, lo que demuestra la enorme violencia con la que fueron asesinadas. Son menores los casos de animales domésticos muertos por la Bestia, pues parece que ésta prefería la carne de los pastores a la de sus ganados.....La mayor parte de los ataques se registraron en los alrededores de Aveyron. El primero de ellos se produjo el 30 de junio de 1764, día en que asesinó a Jeane Boullet, de 14 años. En los tres meses siguientes, la Bestia atacó y mató salvajemente a dos niñas, dos niños y una mujer. En invierno, con el animal acuciado por el hambre, las muertes ascendieron hasta el punto de que se producía una víctima o dos cada semana. En esa época, los bosques de Gévaudan acogían una población considerable de lobos, pero los testimonios de los pocos testigos y supervivientes rechazaron su autoría.
Describían al animal como una bestia gigantesca de pelo rojizo con un tamaño mucho mayor que el de un lobo, con rayas negras en los cuartos traseros y una cresta de pelos largos sobre el lomo. La cola era larga y musculosa, y las mandíbulas, bien desarrolladas y llenas de dientes enormes,
encontraron huellas de tamaño considerable y le calcularon un peso de unos 100 kg. Durante meses se mataron grandes cantidades de lobos en la zona, pero la bestia era increíblemente escurridiza. Llegó a mencionarse que las balas rebotaban sobre su lomo y los aterrorizados campesinos opinaban que era el mismo Demonio venido del infierno. Pronto llegó a considerarse un problema nacional, y el propio rey Luis XV envió un cuerpo de dragones de caballería para abatirla, sin resultados, al que posteriormente se unirían otros tres. Para entonces el año de 1764 había acabado y las víctimas ya eran 54. Según el testimonio de uno de los capitanes de los dragones, logró ver cara a cara a la Bestia antes de que ésta consiguiese huir. Era tan grande como su propio caballo, pero pronto lo dejó atrás con facilidad, pues lo superaba ampliamente en velocidad y agilidad. Mientras huía, él y los hombres que le acompañaban descargaron varias decenas disparos contra ella que ni siquiera parecieron atravesar su piel. 
Las potencias extranjeras comentaban jocosas cómo el ejército francés podía pensar siquiera en la victoria si sus mejores tropas no eran capaces de capturar un "simple" lobo en mitad de su propio país. Pronto se retiraron de la zona a las autoridades locales por considerarlas inútiles, y se pescó a más de un cazador particular que ponía pistas falsas para despistar a los dragones y aspirar a cobrar la recompensa matando él mismo la Bestia. Se pusieron trampas y se rastreó el monte día y noche, pero la bestia siempre aparecía en otro lugar y continuaba su siniestra matanza. lo cierto es que en 1767, con más de 130 muertes en la región, un campesino armado abatió en Gévaudan un lobo descomunal, más grande que cualquiera de los que se podían encontrar en Francia. Poco después se mató una loba también de gran tamaño. La leyenda cuenta que los responsables de las capturas emplearon balas de plata hechas tras fundir medallas de la Virgen María, algo que ha pasado posteriormente al imaginario colectivo como la única forma de matar un hombre-lobo. Al menos uno de los ejemplares fue llevado a París, donde llegó en un estado de putrefacción muy avanzado, lo que impidió disecarlo. Su esqueleto fue expuesto en el Museo Real de la ciudad hasta su destrucción en un incendio. A pesar de que el esqueleto se ha perdido, las descripciones parecen indicar que se trataba de una gran subespecie de lobo de los Alpes, extinta en el siglo XIX. La falta de animales grandes que estos lobos encontraron en su nuevo hogar les habrían impulsado a alimentarse de los humanos, fáciles de capturar y matar. Desde entonces, no se ha producido ningún ataque similar a los de la Bestia.

EL MONSTRUO DE FLATWOODS

Conocido como el Monstruo del Condado de Braxton y el Fantasma de Flatwoods. Criatura pseudocríptida no identificada, la cual popularmente y en la ufología se le atribuye un origen extraterrestre. Habría sido avistado en el pueblo de Flatwoods en el Condado de Braxton, Virginia del Oeste durante los inicios de los años cincuenta......Su apariencia se describe comunmente como de unos 10 pies (unos tres metros) de altura y que tenía la cara roja que parecía resplandecer desde adentro de si, y el cuerpo verde. Los supuestos testigos describieron la cabeza de la criatura como sobresaliente, ojos no humanos y por tener formado como un As de corazón/un As de Picas grande de formando la capucha detrás de una especie de túnica que traía puesta. El cuerpo de la criatura fue descrito como de forma humana y vestido en una oscura falda plisada; posteriormente descrito como verde. Algunas historias ademas describen que la criatura no tendría brazos visibles, mientras que otros la describen teniendo unos brazos regordetes cortos, terminando en dedos largos en forma de garras, que salían del frente de su cuerpo, A las 7:15 p.m., en la noche del 12 de septiembre de 1952, dos hermanos, Edward y Fred May, y su amigo Tommy Hyer (de 13, 12, y 10 años respectivamente) dicen haber presenciardo un objeto brillante cruzando el cielo. El objeto parecía pararse en la propiedad del granjero local G. Bailey Fisher.

A observar el objeto, los chicos fueron a la casa de la madre de hermanos May, Kathleen May, donde dijeron haber visto la caída de un OVNI a tierra en las colinas. De allí, la Sra. May acompañada de los tres chicos, los chicos locales Neil Nunley (de 14 años) y Ronnie Shever (10 años), y del Soldado de la Guardia Nacional de Virginia de Oeste de 17 años Eugene 'Gene' Lemon, se dirigierón a la granja del Fisher en un esfuerzo de localizar cualquier cosa de lo que los chicos habían visto.

Después de viajar cerca de un ¼ de milla el grupo alcanzó la cima de una colina, donde vieron supuestamente una gran pelota de luz roja pulsante cerca de 50 pies (unos 15 metros) a su derecha. Ellos percibieron también una niebla acre que les hizo ardor en los ojos y la nariz. Lemon entonces advirtió dos pequeñas luces sobre la izquierda del objeto; debajo de un roble cercano, y dirigió su linterna hacia ellas, revelando a la criatura, que se reporto por haber emitido un ruido chillón como silbido y por haber comenzado a deslizarse hacia ellos antes de cambiar la dirección atajando hacia la luz roja. Ee en este punto que el grupo huyó.

A volver a la casa de la Señora May contactó al Alguacil local Robert Carr, y Sr. A. Lee Stewert copropietario del Braxton Democrat, un periódico local. Stewert realizó varias entrevistas y volvió al sitio con Lemon posterior a esa noche donde informó "había enfermado, quemado, el olor metálico todavía prevalecía". El alguacil Carr y su segundo al mando Burnell Long buscaron en el área separadamente, pero informaron que no encontraron huella del encuentro.

Temprano, a la mañana siguiente; el sábado 13 de septiembre, el Sr. A Lee Stewart visitó el sitio del supesto encuentro por segunda vez y descubrió dos marcas alargadas en el barro, así como las huellas de un líquido negro viscoso. Él los percibió inmediatamente como los signos de un posible aterrizaje extraterrestre, basándose en la premisa de que el área no había sido sujeta al tráfico de vehículos durante al menos un año. Aunque luego sería revelado que los vestigios muy probablemente hubiesen pertenecido a una furgoneta Chevrolet 1942 manejada por un tal Max Lockard; que había ido al sitio para buscar la criatura algunas horas antes del descubrimiento de Stewert. Después del acontecimiento, los Señores William y Donna Smith; investigadores asociados con la Civilian Saucer Investigation, LA,(Investigación Civil de Aterrizajes Extraterrestres, de Los Angeles, California) obtuvieron varios testimonios de personas que afirmaban haber experimentado fenómenos semejantes o relacionados. Estos relatos incluían la historia de una madre y su hija de 21 años, que afirmaban haber encontrado supuestamente a una criatura con la misma apariencia y olor una semana antes del incidente del 12 de septiembre; el supuesto encuentro dicen que habría afectado tanto a la hija que tuvo que ser llevada al Hospital de Clarksburg por tres semanas. Una declaración de la madre de Eugene Lemon, en que ella dijo que, aproximadamente al mismo tiempo del hecho, su casa había sido sacudida violentamente y su radio había dejado de funcionar durante 45 minutos, además de un informe del director del Consejo de Educación local en el que decía haber visto el aterrizaje de un platillo volador a las 6:30 de la mañana de septiembre 13 (la mañana siguiente al avistamiento de la criatura). Se dice que después de los encuentros con la supesta criatura, varios miembros del grupo del encuentro del 12 de septiembre sufrieron síntomas semejantes que persistieron durante un tiempo, y que ellos atribuyeron a su exposición a la niebla emitida por la criatura. Los síntomas incluian irritación de la nariz e hinchazón de la garganta. Lemon fue supuestamente el mas afectado. Sufrió vómitos y convulsiones toda la noche, y molestias en la garganta durante varias semanas después de los incientes.

El caso aun sigue siendo un misterio despues de todos estos años transcurridos y, sin embargo los avistamientos fueron disminuyend, y todo ha quedado como otra leyenda para la sociedad. ¿NO ES GENIAL? :D

martes, 4 de enero de 2011

Amigas para siempre

Año 1982. Alicia y Sara eran dos chicas, ambas de 15 años, e íntimas amigas
desde la más tierna infancia. Vivían en el mismo barrio, estudiaban en el mismo
instituto, iban a la misma clase... en fin, eran inseparables. Sin embargo, tenían
caracteres muy diferentes. Alicia era alegre y extrovertida, mientras que Sara era
muy tímida y callada. 
Cierto día, Sara le propuso a Alicia:
- ¿Por qué no hacemos un juramento de sangre?
- ¿Qué?
- Mira, por si algún día perdemos el contacto, juramos que la que muera antes de
nosotras dos, irá a avisar a la otra.
- Qué tontería, Sara, nosotras siempre estaremos juntas.
Ante la insistencia de Sara, y entre asombrada y divertida, Alicia al final aceptó
la propuesta. Ambas se practicaron un corte con una navaja en el dedo índice de la
mano derecha, y sellaron el pacto a la luz de unas velas.
Pasaron los años. Alicia había terminado sus estudios de derecho, tenía un buen
trabajo, una casa preciosa y un marido y un hijo maravillosos. Hacía mucho que no
veía a Sara, la amiga de su juventud, aunque a veces se acordaba de ella cuando se
veía la cicatriz de su dedo índice. Al final, la vida les había llevado por caminos
distintos y no habían vuelto a verse desde que acabaron el instituto.
Una noche, Alicia tuvo una horrible pesadilla: iba conduciendo, cuando de repente un
camión invadía su carril y chocaba con su coche. 
Se despertó empapada en sudor, y justo en ese momento, oyó llamar al timbre de la
casa. Eran las 3 de la madrugada. Miró a su marido, que dormía profundamente a su
lado, en ese momento, el timbre volvió a sonar con insistencia. Maldiciendo por lo
bajo y preguntándose quién podría ser a esas horas, Alicia se levantó y fue a abrir
la puerta.
Cuando abrió la puerta y vio a la mujer que estaba en el porche, abrió la boca,
totalmente anonadada. Aunque había cambiado bastante, la reconoció enseguida.
Allí, terriblemente pálida, ojerosa y con una enorme herida sangrante en la cabeza,
estaba su antigua amiga Sara.
- ¡Por Dios, Sara! ¿Qué ta ha ocurrido? Entra, te curaré esa herida.
- ¡Cuánto tiempo
sin vernos!
Sara no se movió de donde estaba.
- He venido a cumplir mi promesa, Alicia. He muerto y vengo a decírtelo.
Alicia se quedó sin habla.
- Ya que la vida nos ha separado, estaremos juntas en la muerte. Te estaré
esperando...- dijo Sara levantando el dedo índice. Acto seguido, desapareció.
Alicia empezó a notar un dolor persistente en su propio dedo índice, al mirárselo
descubrió que lo tenía empapado en sangre, como si se le hubiera vuelto a abrir el
corte que se hiciera años atrás... Lanzó un alarido estremecedor y cayó desvanecida
al suelo.
Al día siguiente, despertó en su cama y pensó que todo había sido un mal sueño.
Encendió el televisor para desayunar, y lo que vio la dejó helada: la noche
anterior, a las 3 de la madrugada, había habido un accidente de tráfico: un camión
había chocado con un coche, y la conductora del mismo había fallecido en el acto.
A partir de aquél día, su vida se convirtió en un auténtico infierno. No comía, se
olvidaba de recoger a su hijo en el colegio, no rendía en el trabajo... Y todas las
noches tenía el mismo sueño, en el cual oía llamar a la puerta, y al abrir veía a
Sara levantando el dedo índice y diciendo "te estaré esperando", tras lo cual
siempre se despertaba con un dolor insoportable en su dedo lleno de sangre.
Su marido no entendía lo que le estaba pasando, los médicos no encontraban ninguna
explicación, y finalmente internaron a Alicia en un psiquiátrico. 
Allí no hizo sino empeorar, ahora en sus pesadillas veía a Sara junto a su cama.
Una noche, un celador del psiquiátrico oyó un espantoso ruido de cristales rotos
que provenía de la habitación de Alicia.
Al entrar en la habitación vio que la ventana estaba rota, se asomó y vio a Alicia
tirada sobre la acera en medio de un charco de sangre. Tenía una gran herida en la
cabeza y a su lado, en el pavimento, alguien había escrito con su sangre: "AMIGAS
PARA SIEMPRE".

La bestia

La bestia estaba allí, agazapada, vigilante, escondida en algún lugar de la casa esperando mi llegada, dispuesta a saltarme feroz sobre el cuello para destrozármelo en segundos. Era una horrible criatura que se movía sigilosa por los rincones. Su olor fétido inundaba todas las dependencias. A veces, tenía que taparme la nariz para que el penetrante aroma de su sudorosa piel no me irritara las mucosas. 

La había sentido varias veces, pero sólo en un par de oportunidades se cruzó delante de mí con la rapidez de una pantera, para luego refugiarse entre las sombras del comedor o la sala de lectura. Paciente, a la espera del momento justo, me observaba con sus ojos cargados de un iridiscente rojo sangre, mientras yo permanecía paralizado por el terror. Con el tiempo fui comprendiendo cuál era el propósito de su presencia: ocupar mi lugar. Entonces me di cuenta de que debía ser más astuto y calmo, tenía que tratar de introducirme en su perversa mente y ser más inteligente a la hora de actuar.

La casa donde vivía era de esos caserones antiguos y fantasmales, cargado de habitaciones, dependencias y por qué no, alguno que otro espectro de tiempos pasados. Pero aquella criatura que rondaba los pasillos y cuartos, no era un ser espiritual atrapado en un anacrónico siglo veintiuno, sino una abominable encarnación del mismo infierno, cebada con el instinto más criminal que se conozca y un odio ancestral que le daba razón a su naturaleza destructiva.

¿Cómo podía deshacerme de ese monstruoso animal? ¿Alguien creería mi historia? 
Es muy probable que no. Dirían que la locura se había apoderado de mi mente y que, el lugar ideal para pasar el resto de mis días sería el hospicio. No había otra solución: enfrentarla, demostrarle que ya no le tenía más miedo y que por más que lo intentara una y otra vez, nunca lograría destruirme. Mi vida o su execrable existencia se debatían a cada segundo.

Cuando entré en la casa, un frío visceral recorrió mi cuerpo. Escuché el jadear de su respiración y a su espumosa boca emitir un espeluznante ronquido desde el desván. Había olido mi presencia y se preparaba para la embestida final. Sabía, al igual que yo, que el enfrentamiento era de muerte. Avancé por el living con el paso lento, tratando de no ser oído. Mis ojos estaban atentos y vivaces, observando en distintas direcciones. Esperaba encontrarme con sus amenazantes ojos en la penumbra, abalanzarme sobre ella en un momento de descuido y acabar así con su vida en una feroz lucha. Detrás de un ropero, la vitrina, bajo la cama o el juego de sillones; podía estar en cualquier lado, incluso en los espejos. Así que tomé mis precauciones. No debía dejarla atacar primero, tenía que ser más rápido y sorprenderla antes de que ella lo hiciese conmigo. Tampoco podía sucumbir a sus engaños; era muy hábil y seguramente trataría de inventar algún ardid para desorientarme y obligarme a bajar la guardia. En estos últimos años de convivir juntos había aprendido a conocerla casi como a mí mismo y sabía y cuáles podían ser sus artimañas.

Continué avanzando por el centro del living. Una opresión en el pecho comenzaba a fatigarme y un sudor nervioso me bajaba desde la frente hasta la punta del mentón. Mis manos comenzaron a temblar, inquietas, ávidas de poder aplastar su cráneo como si fuera una cáscara de nuez y terminar con este macabro juego. 
De repente, un rugido ensordecedor hizo temblar el ambiente, los vidrios de las ventanas se sacudieron como delgadas hojas de papel y una andanada de su fétido hedor inundó el recinto hasta hacer insoportable la respiración. 
¡Dios mío! pensé 

La bestia comenzó a desplazarse hacia mí; sus pasos retumbaban grotescamente en el silencio de la noche. Sus enormes garras rasgaban la madera, quebraban el aire con lacerantes chasquidos que enloquecían al más cuerdo. Hubo otro bramido y un resople furioso. Mi corazón palpitaba desbocado. No podía morir ahora, tenía que aguantar, serenarme y enfrentarla. La bestia sabía que mi corazón no resistiría y jugaba con eso. 
Se ocultaba, y volvía a bramar, como llamándome hacia a sus fauces.
Tomé coraje y salí decidido en su búsqueda. Me aseguré que la pistola que llevaba conmigo estuviese cargada, con la bala en la recámara y sin seguro, justo entonces la vi salir del gran espejo de living, como un enorme animal en celo. Se paró frente a mí con una mueca burlona en su rostro.

Uno de los dos debe morir
Lo sé le contesté y no sentí miedo de ver aquel rostro tan similar al mío, pero a la vez tan desconocido ¿Por qué tanto tiempo?
Quizá porque en el fondo me amas y me odias a la vez… y nunca tuviste el coraje de enfrentarme 
Me miró fijamente y sus ojos refulgieron en la oscuridad. 
¡Es inútil que te resistas! sus garras garabatearon en el aire como un hervidero de serpientes ¡Ven conmigo, deja que fluya por tu cuerpo el Universo de la oscuridad, el reino de la ignominia, el placer y la lujuria!
Trataba de no escucharla, sus palabras surgían dulces a mis oídos, eran como un bálsamo para mis sentidos.
¡No te escucho! bramé ¡Soy libre! ¡Y no te tengo miedo!

La bestia rió y aquella carcajada resultó ser la más aterradora que haya oído en mi vida. Imágenes terribles subieron a mi mente, poblaron mi razón, el sentido común, la capacidad de pensar. Me estaba acorralando. Era un títere manejado por sus oscuras fuerzas. El infierno ardía en mi cabeza. Mis rodillas comenzaron a flexionarse. ¿Un acto de genuflexión ante el propio Satán?

¡No tienes alternativa! ¡Arrodíllate ante mí y muere!
¡No! grité

Alcé la pistola y disparé repetidas veces sobre el espejo hasta agotar el cargador. Un ruido ensordecedor sobrevino. Luego, el silencio. La calma. Los cristales se esparcieron sobre el piso como infinitos mundos que parecían observarme. La bestia ya no estaba, sólo quedaba el aroma de su piel flotando en el ambiente. 
Permanecí helado, aunque bañado en una pegajosa transpiración, mi mano temblorosa aún sostenía el arma caliente y humeante. Vacilante, busqué en mi bolsillo, saqué otro cargador completo y lo cambié por el vacío. Comencé a caminar en busca de los otros espejos. Sabía que la bestia todavía estaba en la casa.

lunes, 3 de enero de 2011

UN MINUTO DESPUÉS

Un minuto después de medianoche golpearon ferozmente la puerta.
Era la fecha indicada.
No, no, no, imposible...
Él estaba muerto y, sin embargo, había acudido a la cita...
Estaba muerto, sí, pero cumpliendo con su palabra, allí estaba, tras el umbral, con las ropas ajadas, partes de su rostro irreconocibles por la putrefacción, las cuencas de los ojos... ¡vacías!
Sin embargo, me miró... no sé como, pero lo hizo, y una voz gutural emergió de su desecha garganta:
-¡Vengo a por lo mío!
No sabría si conmocionarme por la noticia, o dejar que mi esfinter procediera por naturaleza, ante aquel horripilante ser que se hallaba ante mi puerta.
Lo peor llegó después: nada más pronunciar su frase... ¡la mandíbula se le desprendió y fue a parar a mis pies!
Y una olor nauseabunda se apoderó de la estancia, pero no provenía del cadáver. Mi esfinter, definitivamente, se había aflojado...
Paralizado por el miedo, observé como la mandíbula, en el suelo, se movía... ¡pequeños gusanos viscosos surgían de los huecos donde hubieron dientes, desplazándola!
Un minuto después de medianoche, aquel horripilante ser había acudido a la cita, cumpliendo con el compromiso que habíamos acordado en vida, antes de morir, atravesado accidentalmente por una de mis balas.
Definitivamente, el motivo de la cita ya no era lo importante, y guiado por una fuerza sobrenatural, aquel ser que antes había sido un hombre, cumplió con su venganza.
Así que me llevó con él, camino del infierno, una vez que mi corazón dejó de latir y mis ojos se volvieron vidriosos, paralizado por el terror más espantoso y definitivo.

LA MUJER DEL VELO

Pues bien, Ana como otras tantas, se enamoró locamente de él, de tal forma que cuando Luís perdió el interés en ella, Ana se suicidó por amor, por ese amor verdadero que creía haber vivido. No sin antes jurar que se lo llevaría con él para estar juntos en la eternidad. Dicen que el día de los muertos, Luís llevaba unas copas de más debido a que había tomado en un lugar de dudosa reputación, cuando de pronto vio en las sombras a una mujer de un cuerpo divino y de belleza sobrehumana, solo que en el rostro llevaba un velo negro en señal de luto. Luís quería acercarse a ella y ella se iba alejando más y más, hasta desaparecer... Todas la noches sucedía lo mismo. Él pensaba que iba a morir de amor. Y pasó una semana: fecha en la que su difunta amante suicida cumplía un año. Al pasar por el panteón de nuevo vio a la misma silueta de aquella bella mujer dentro del panteón pidiendo a gritos ayuda, y él, caballero, apresuró el paso en busca de la dama. Ana, al verlo dijo: - Gracias al cielo alguien me ha escuchado. El caballero le preguntó por qué estaba en el pateón y respondió: - Venía a ver a mi hermana, que hoy cumple un año de muerta. Un mal hombre la enamoró y ella se mató por él, ¿Qué crees que se merece? Por quedar bien con la hermosa dama contestó. - Merece ser enterrado vivo con la mujer a la que hizo sufrir, para que ella lo pueda amar. Y ella respondió. - Pues esto ha de pasar. Le agarró de la cintura y él, sumamente emocionado, le quitó el velo para verla... ¡¡¡Horror!!! La amante estaba allí, carcomida por los gusanos que se veían en su boca y ojos. Llo hundió sumergiéndole en la tierra, cumpliendo así su deseo. Mi abuela dice que le han dicho que por esos días siempre se escuchan los gritos desgarradores de un hombre mientras una mujer canta una canción nupcial.

LA PLANCHADA-LA ENFERMERA FANTASMA

En el Hospital Juárez, ubicado en las calles de Jesús María y Fray Servando, en el Centro Histórico del Distrito Federal, se ha venido escuchando desde 1847, una leyenda de una enfermera que se aparece en el interior del hospital. Le dicen “La Planchada” por su ropa almidonada, pues los que la han visto y los que la conocieron coinciden en que se llama así por su pulcritud, pues almidonaba mucho su uniforme para que este no se arrugara.




Según internos y trabajadores del hospital, han escuchado, sobre todo en las noches, ruidos y sonidos extraños. Lo más “común”, en el Hospital Juárez es la atención que esta enfermera tiene hacia los enfermos; ya que se dice el que el fantasma de “La Planchada” se aparece cuando algún enfermo no ha tomado sus medicamentos, ya sea por negligencia de las enfermeras o por cualquier otro motivo. En varias ocasiones los enfermos argumentan que ya han tomado sus medicamentos, cuando en realidad la enfermera en turno no había suministrado medicamento alguno. Y, en efecto, dada la descripción de esta enfermera, que pocos han visto (pacientes y enfermeras), ha atendido a “sus enfermos”. Hay dos versiones populares sobre el origen de esta leyenda y otra del decano del Hospital Juárez, el doctor Eduardo Jiménez Sandoval de 82 años de edad y 40 de trabajar en el nosocomio. La primera versión dice que un día llegaron los padres de la hoy fantasmal figura, en calidad de pacientes a los cuales atendió muy mal, y tiempo después, ahí murieron. Otra versión es que, supuestamente, esta enfermera trataba mal a los enfermos, aventaba sus medicamentos y era muy estricta; se dice que es su espíritu el que vaga en el viejo inmueble, cuidando que los enfermos que están ahí, se encuentren bien, en castigo a tal crueldad que tenía con los mismos cuando vivía. Hay ocasiones en que las enfermeras del turno de la noche, al hacer guardia se han quedado dormidas, y precipitadamente las han despertado sintiendo un golpe con la palma de la mano en sus cabezas. Estas, al despertar, no ven a nadie a su alrededor, solo los largos y viejos pasillos, quietos en la mitad de la noche. En la dirección de este hospital, a la cual misteriosamente el paso es muy restringido, inclusive para los que ahí trabajan, se habla de un cuadro que se encuentra en una de las paredes; dicho cuadro, según dicen los internos del nosocomio, correspondería a esta enfermera de la cual, también misteriosamente, no se sabe casi nada, ni de dónde vino, ni cuando ingresó al hospital y ni cómo murió; solo se sabe que fue una mujer hermosa, de pelo corto y rubio, seria, pero sobre todo, estricta, siempre de uniforme blanco almidonado; caminando erguida por los pasillos. La enfermera Romy del Rayo Gordillo, dijo que a todo el personal le consta la existencia del fantasma que describió como una mujer alta, rubia, de ojos azules, con ropaje similar al usado en el Virreinato, pero que nadie desea hablar de ello. Algunos trabajadores que pidieron el anonimato, argumentaron el temor a la que alguien pueda mofarse. El Hospital Juárez data desde la Conquista, cuando Fray Pedro de Gante fundó las cuatro primeras iglesias, de las cuales, una fue denominada Parroquia de los Indios de San Pablo, que estuvo a cargo de los padres franciscanos. Es interesante saber que en este lugar se fundó la primera biblioteca de la Nueva España, y que fue ahí mismo donde se comenzó la era de la astronomía en el México conquistado; ya que ahí llegaron los primeros Astrolabios e instrumentos astrológicos del Viejo Mundo, mismos que sirvieron para los primeros estudios, como ya lo dijimos anteriormente, de los primeros astrónomos de la Nueva España. Siglos después, cuando los Estados Unidos amenazaba a México con una guerra de invasión, Don José Urbano Fonseca, autor del proyecto de convertir en un hospital de sangre al viejo edificio de San Pablo, que servía como cuartel para los militares mexicanos, logró que se entregara parte de éste para los heridos de la guerra que en esos momentos se desataba. Los primeros heridos a los que se les atendió fueron a los del Batallón de Padierna el 23 de agosto de 1847, fecha en que se le puede considerar a la edificación como hospital, ya que en un principio fue iglesia y cuyas ruinas pueden apreciarse en el presente. Ladislao de la Pascua y Guillermo Santa María, fueron los primeros doctores que prestaron sus servicios gratuitamente en las Batallas de Padierna y Churubusco. Para algunos enterados que pidieron omitir sus nombres, es en este tiempo en que nació la leyenda de “La Planchada” y argumentaron que, el exceso de trabajo al escaso personal, por cansancio se quedaban dormidas las enfermeras y al despertar apresuradas para atender a los heridos de la guerra, se encontraban con la novedad de que ya habían sido atendidos por una enfermera que nadie conocía. En medio del furor de la guerra injusta que culminó con la pérdida del 52 por ciento del territorio mexicano al firmarse los Tratados Guadalupe Hidalgo, algunos trabajadores y militares se pusieron de acuerdo para seguir a la mujer que les brindaba cuidadosa atención, y se espantaron al ver que desaparecía a escasos metros del Hospital. A partir del 19 de julio de 1872, se le llamó Hospital Juárez en memoria al Benemérito de las Américas, que horas antes había muerto. Tal ha sido la fama de este lugar y su eterna enfermera como compañía que, en 1976, se realizó un concurso de poesía llamado “Dr. José Rojo de la Vega”, convocado por el Comité Organizador de la XXII Asamblea Nacional de Cirujanos en el cual concursó el siguiente poema: La Planchada Fantasmal enfermera que lucía impoluto uniforme almidonado Con gran esmero, y con primor planchado En el viejo hospital se aparecía. A los pacientes atendía Con eficiencia y especial cuidado, Si en nocturno bregar, rudo y callado, Agobiada enfermera se dormía. ¿Quién era esa mujer?; ¿era alma en pena?; ¿Era flor por la vida desechada, qué así purgaba singular condena?

LO DESCONOCIDO


Nos encaminamos al cementerio de nuestro municipio, no quedava muy lejos de mi casa.
Ivamos comentando nuestras cosas, Ivan iva entre Toni y yo –supongo que seria, para demostrarnos que es un valiente-.
Lleguemos a la puerta del cementerio. Havia una ligera brisa. 
Intentemos abrir la puerta, y nos llevamos un susto. La puerta estaba oxidada, seguramente del tempo en que a estado inutilizada. 
Con un terrible esfuerzo, conseguimos desplazar la puerta lo suficiente como para colarnos en el cementerio. Una vez dentro, encendimos nuestras linternas, y procuramos no hacer mucho ruido.
E tíos, no es bueno perturbar las almas de los difuntos –dijo Ivan en una voz apagada-
Toni y yo nos echemos a reír, y tratamos de calmarlo. Le convencimos de que no ariamos nada malo, y que no pasaría nada.
Caminábamos poco a poco, alumbrando con las linternas cada centímetro que íbamos avanzando. De repente, el viento empezó a soplar con fuerza, y como es de esperar, los ramos de flores depositados en los panteones de los difuntos, hacían un ruido de lo más espantoso.
La cosa se estaba poniendo fea, teníamos mucho miedo, para que negarlo?
Seguíamos avanzando, alumbrando todo lo que dejábamos atrás, mayormente tumbas.
De repente algo me agarro fuertemente, y no tarde en darme la vuelta –Afortunadamente era Toni-
Me susurro que vio algo brillante en medio de la oscuridad, y que sentía miedo dentro del cementerio. –Me lo dijo al oído, por tal de que Ivan no se asustase más-
Lo dejamos correr, pensamos que fue una imaginación producida por el pánico.
Pero poco después, sucedió lo mismo. Entonces no perdimos ni un momento y fuimos a donde afirmo ver algo brillante.
Lleguemos a un campo, de escasos metros, donde en medio havia una pequeña habitación con una tumba dentro. Teníamos mucho miedo, parecía una toma de película, pero desafortunadamente era real.
Volvimos a sentir un ruido dentro de esa misteriosa sala, Ivan no aguantaba más, si seguía de brazos cruzados contemplando el recinto, le podría dar un ataque al corazón. Cuando nos dimos cuenta Ivan ya havia entrado en el recinto. 
Toni y yo no teníamos el valor que Ivan venció en una décima de segundo. Estábamos nerviosos, no nos dimos cuenta de que nuestro amigo entro allí adentro.
Empecemos a gritar-le, en cuanto saliera de allí nos iríamos, dejaríamos el cementerio y volveríamos a mi casa.
Pero Ivan no respondía, la angustia se aferró de Toni y de mi –no teníamos ni idea de que le pasaba a Ivan-
Volvimos a sentir un fuerte ruido que procedía de allí adentro. Le dije a Toni que me esperase, que le podía estar pasando algo a nuestro amigo, y que yo iva a entrar. Antes de entrar le advertí que no dejara de alumbrarme con la linterna. 
Me decidí, comencé a caminar hacia la obertura de la pequeña habitación, la luz de la linterna me quitaba un poco el miedo, pero no todo. Estaba a unos escasos metros de la puerta, cuando vi una sombra en el suelo. Avise a Toni, yo sabia que algo malo le pasaba a mi amigo.
Entre decidido para buscar a Ivan –debía estar allí, porque entro y no lo vimos salir-
Una vez dentro, el corazón se me acelero al ver a Toni estirado boca arriba, tenia el móvil fuertemente sujeto entre sus manos. Se lo arrebate en un jesto de impotencia y salí corriendo, Toni no tubo que preguntarme nada, se hecho a correr detrás mío.

En la huida del cementerio, iba derramando lágrimas por mi amigo Ivan, en ese momento no me fije si estaba vivo o muerto, no atine a tomarle el pulso. Solamente le arrebate el móvil. 

“Es culpa mía todo esto” pensé mientras iva corriendo.

La puerta estaba a unos escasos 100 metros de distancia, y Toni corría velozmente detrás mío.
La huida se nos estaba haciendo eterna, una vez delante de la puerta. Tuvimos que hacer un hábil gesto para esquivar la puerta, que anteriormente aviamos forzado para poder entrar.

Una vez fuera del cementerio, suponíamos que el peligro havia acabado. Pero no fue así, alguna cosa extraña (no pudimos ver concretamente que) nos perseguía. Toni y yo, no teníamos otra opción que ir corriendo hacia mi casa y intentar encerrarnos y dar parte a la policía.

Esa cosa extraña cada vez se nos acercaba mas, deje que Toni me pasara para asi tenerlo controlado. (no queria perder otro amigo, por mi culpa)

Faltaba poco para poder ver mi casa, para simplemente verla. Cuando ya la teníamos en nuestro campo de visión, esa cosa que nos perseguía, al parecer aumento de ritmo.

Si seguíamos a nuestro ritmo acabaría atrapándonos. Teníamos una larga recta delante nuestro, le grite a Toni y le lancé las llaves. –ya que el iva primero, ganaríamos unos segundos abriendo la puerta-.
Toni no tardo en abrirla, yo estaba a unos metros de el, me estaba gritando pero yo no podía oír nada, solo veía su dedo señalando detrás mío, y su boca en un gesto de miedo.
Me faltaban unos metros y estaría a salvo en mi casa con mi amigo. Hice un último esfuerzo y entre la puerta, que posteriormente fue cerrada con una velocidad brutal, por parte de Toni.

Echamos todos los pestillos posibles e incluso pusimos sofás en la puerta, para bloquear el paso de esa cosa extraña que teníamos detrás. 

Nos caímos al suelo muertos de miedo, no nos salían las palabras. En un mar de dudas, la puerta sonó repeditamente. Un golpe detrás de otro. –no sabíamos que podía ser, pero no queríamos abrir-

Empezamos a hecharnos cada vez mas hacia detrás, hasta chocarnos con la pared de la entrada, no me acuerdo bien como pero empezamos a pedir perdón –no recuerdo porque- 
Solamente pedíamos salir con vida de aquello…

Volvió a sonar la puerta, y al cavo de un rato oímos la voz de Ivan! Abridme por favor! –decía- 

Era un momento de tensión, la puerta cada vez se movía mas, supuestamente Ivan la golpeaba con más fuerza.

Nos asomamos a la mirilla, y apreciamos a Ivan lleno de sangre, con la ropa destrozada. No dudamos ni un segundo en abrirle la puerta para curarlo y llevarlo a un hospital.

Desde esa noche, no hemos vuelto a venir a mi casa nunca más. Nos hemos cambiado de pueblo, y mi amigo Ivan esta ingresado en un psiquiátrico de Barcelona, donde lleva sin hablar desde el día en que le ocurrió aquel fatídico ataque en el cementerio. 

No sabemos que le ocurrió, como no habla, nunca podremos saber que le paso.
Solo tenemos una pequeña prueba que capto su propio móvil dentro del recinto. –Aparece una sombra y sus propios gritos de pánico-

FOTOGRAFOS DE MUERTOS

Retratos post mortem es el nombre con el que se conoce a las fotografías realizadas a las personas fallecidas de muerte natural y/o violenta y puede considerarse que representan, desde un punto de vista histórico, el primer acercamiento claro de la fotografía con la representación de los cuerpos muertos. En el caso de México, la muerte se va a documentar especialmente desde la vertiente más violenta. Los archivos de los hermanos Casasola albergan numerosos documentos fotográficos de los muertos en la revolución mexicana durante los enfrentamientos y en los fusilamientos, también de otros conflictos civiles y militares que afectaron a la población mexicana. Sin embargo, los retratos post mortem de las personas que morían por causas naturales en sus casas están distribuidos por los propios domicilios familiares o en los archivos de coleccionistas particulares. Es por tanto un estudio de recogida y catalogación de material que está pendiente de hacer, no sólo en México sino también en la mayoría de los países del mundo. La costumbre de fotografiar a los muertos en América llegó desde Europa, donde la difusión de la fotografía entre el público fue muy rápida y enseguida se extendió la práctica de fotografiar las etapas importantes de la vida: nacimiento, matrimonio, servicio militar e incluso la propia muerte. El fotógrafo acudía así al domicilio del fallecido (a veces, era al revés y los familiares eran los que se encargaban de llevar al difunto hasta el profesional) y hacía una fotografía a la persona muerta que servía a sus familiares como recuerdo y como consuelo, ya que en muchas ocasiones era la única fotografía que tenían de ese pariente. Actualmente, la tradición de fotografiar a los muertos ha quedado reducida al círculo social de personas célebres que se suelen retratar en sus capillas ardientes. En el ámbito familiar es una práctica poco corriente en la mayoría de los países. Es decir, como prueba definitiva de que las imágenes de los daguerrotipos realmente habían supuesto una nueva revolución, se hacía mención a los buenos resultados alcanzados con los retratos post mortem. Evidentemente, se trataban de los mejores modelos en ese momento en los que los tiempos de exposición requeridos eran muy largos. La quietud de los fallecidos favoreció en alguna medida la proliferación de este tipo de retratos, ya que el fotógrafo no tenía que tomar precauciones para que el modelo no saliera movido y, además, tenía cierta libertad de manipulación, como si se tratase de una naturaleza muerta. Además, se dio aún otra circunstancia que favoreció la expansión de este tipo de fotografías y que tiene que ver con que la invención del daguerrotipo coincidió en el tiempo con una época de mortalidad infantil muy alta y de grandes epidemias. Fotografiar a los muertos, por tanto, se convirtió en algo normal e incluso los primeros daguerrotipistas hacían publicidad de los retratos post mortem, algo que después haría el propio Nadar y otros fotógrafos famosos. La consecuencia más inmediata que se extrae es que la realización de fotografías a los muertos, además de tratarse de un hecho muy generalizado, fue perfectamente aceptada por la sociedad que vio en esta práctica algo normal y, en ningún momento, fue percibido como una experiencia morbosa o extraña. Prueba de ello fueron, además de los reclamos publicitarios que hacían los fotógrafos, las numerosas exposiciones que se realizaban de los retratos post morten. Anteriormente a estas exposiciones, era corriente que las morgues de las grandes ciudades estuvieran frecuentadas por "mirones" que acudían a ver a los cadáveres que en ellas se exponían. Para una autora como Julia Kristeva, el cadáver "–visto sin Dios y fuera de la ciencia– es el colmo de la abyección". Al asociar el cadáver con lo abyecto, Julia Kristeva paradójicamente, lo aleja de la muerte. De tal forma que la putrefacción del cuerpo no significa la muerte: "El cadáver (cadere, caer) –señala Kristeva–, aquello que irremediablemente ha caído, cloaca y muerte, trastorna más violentamente aun la identidad de aquel que se le confronta como un azar frágil y engañoso. Una herida de sangre y pus, o el olor dulzón y acre de un sudor, de una putrefacción, no significan la muerte".




* Si quereis ver fotos de muertos podeis entrar en este blog:
http://desdichadosalamanecer.blogspot.com/

No nos hacemos responsables de los daños psicológicos que os pueda causar.